En primavera de 2010 llegamos a esta tierra. Después de años de búsqueda
de un lugar en el mundo, encontramos aquí un pedacito de vida que nos
llamó para hacer con él un gran proyecto. Nuestra familia en crecimiento
necesitaba dejar de vivir por los aires y tomar tierra en un lugar con
energía, con vida, con desafíos reales; acercarnos a la naturaleza había sido
una llamada que llevaba tiempo sonando, pero en aquel momento se
convirtió en algo insoportable que no pudimos dejar de atender.
Encontramos aquí un lugar maravilloso, con una casa desgastada, que nos
conquistó con su propuesta: toda una vida que construir por delante.
La llegada a esta casa estuvo envuelta en un mundo de nuevas
sensaciones. La CERTEZA, la DECISIÓN y el COMPROMISO fueron las líneas
maestras de aquel paso, desconocido para nosotros, de la aventura de
comprar una vivienda. Aquella apuesta estaba realmente teñida de toda la
trascendencia que habíamos supuesto que supondría encontrar nuestro
lugar en el mundo; un lugar en el que poder proyectarnos, en el que
poder hacer la vida como uno siente, que nos permitiera crecer en altura
y capacidad, para la vida.
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