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EL CIELO EN LA TIERRA

No es casualidad, no, que nuestras gatas se llamen Tierra y Duna...
Para nosotros la llegada a esta casa significa mucho más que ubicarse en el espacio, que construir un proyecto familiar o incluso que buscar una nueva forma de vida. Para nosotros la TIERRA misma es importante. Es en ella en la que se manifiesta todo lo que ocurre, pero no siempre podemos comprender todo lo que se manifiesta. La tierra nos ha acogido, nos ha escuchado y nos ha propuesto una tarea tan esencial como sencilla: apreciar y valorar lo fundamental, y por lo tanto sagrado, que la tierra esconde: su capacidad para generar y reproducir vida, sus movimientos, sus expresiones, su carácter de vehículo para la experiencia. La TIERRA es para nosotros la madre y la fuente, y nuestra tarea es reconocerla y honrarla como merece.



TRABAJAR LA TIERRA

El huerto es uno de nuestros lugares sagrados. En esta tierra fría y árida, el huerto es, sencillamente, un milagro.
Cada año, en primavera, despertamos del letargo interior y comienza nuestro diálogo: el labrado y la siembra nos regalan de nuevo la mágica relación con la tierra productiva.


Trazar los surcos y bancales en el huerto nos ofrece momentos de encuentro y de cercanía con la tierra, cuando aún no hay nada, cuando cada minuto que dedicamos a las labores es sólo la esperanza de lo que algún día podrá llegar a ser. Este ejercicio, cada primavera, es un regalo.

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